Comic: American Vampire Volumen 4

Guión: Scott Snyder
Dibujo: Jordi Bernet, Rafael Albuquerque, Roger Cruz y Ricardo Burchielli
Editorial: DC/Vertigo, publicado originalmente como American Vampire 19 al 27


Que serie rara ‘American Vampire’, es un sube y baja de calidad que rara vez logra dejarme satisfecho en la lectura de un tomo. Igual sigo bancando esta serie escrita por Scott Snyder gracias a su manejo de las tramas argumentales, el elenco que varía de una forma muy dinámica y sobre todo por los dibujazos del brasileño Rafael Albuquerque. Por todo eso y el hecho de que Snyder es guionista estrella de DC, no me extraña que sea la serie más larga y con menos riesgo de cancelación que tiene Vertigo en este momento.
Lo que me jode son los números de relleno, cuando es demasiado evidente que Snyder tiene una solo idea que rebusca como estirar y sobre todo cuando las sagas tienen poco contenido y exceso de machaca. En la medida justa no hay problema pero por momentos ‘American Vampire’ es una serie mainstream común y corriente pero con algunos desnudos. El gran problema de este tomo en particular es que las tres sagas que contiene presentan esos defectos.

Antes de seguir, me parece bien hacer una breve sinopsis de la serie para los que no están enganchados. En el mundo de ‘American Vampire’ hay una guerra secreta entre los vampiros, casi todos provenientes de Europa, y el VMS, una organización de caza vampiros. Es así desde hace siglos pero de repente en 1880, por accidente, un bandolero americano llamado Skinner Sweet se convierte en el primer espécimen de una nueva raza de vampiro, más fuerte, sin las vulnerabilidades típicas (el sol, la madera, etc.) y que ningún bando sabe bien cómo enfrentar. Sweet a su vez, en 1925, convierte a Peal Jones, una aspirante de actriz al borde de la muerte. En ese punto arranca la serie mezclando las historias de Pearl y Skinner con las de otros personajes que van tomando importancia y sucesos de la historia mundial (la fundación de las Vegas, la Segunda Guerra Mundial, etc.)

Volviendo al cuarto TP en particular, la primera historia vuelve un poco atrás en la cronología y tiene un planteo interesante por su base en la realidad: año 1871, un barranco y un ejército de cada lado esperando el duelo. De un lado el ejército yanqui con Skinner Sweet y Jim Book luchando juntos, del otro lado una tribu de indios tan desesperados que están dispuestos a buscar una solución mística y mortal. 

Los dos grupos tienen tramas casi independientes, que corren en paralelo y recién sobre el final se conectan. Lo de los aborígenes está bien desarrollado y Snyder presenta otra adición a los vampiros americanos que quizás la retome más adelante. La parte de Book y Sweet sobra por completo, solo se justifica su existencia para darle más grosor a los tres issues que cubre la saga. Para aclarar, Jim Book es el sheriff que logró capturar a Sweet cuando era humano y además es el padre de Felicia, otra de las protagonistas grosas de la serie. Que me cuenten que de chicos con Sweet eran amigos me parece totalmente al pedo y no aporta nada, es un dato rebuscado al nivel de ‘cuando Darth Vader era un nene construyó a C3P0’

Lo que sí es importante de esta saga es que la dibuja por completo el maestro español Jordi Bernet (si, el mismo de ‘Torpedo 1936’), espectacular en las expresiones, la ambientación, los desnudos, los caballos, todo lo que requiere un buen western. Quizás su estilo de vampiro es un poco chocante, sobre todo por estar muy acostumbrados a como los dibuja el brazuca, pero en lo demás da cátedra.

La segunda saga transcurre en 1954 y es puro rock n’ roll, baby, hasta presenta un nuevo personaje con todo la onda lookeado como James Dean. Los dibujos de Alburquerque hacen la narrativa muy llevadera y rápida, además de que los diálogos son muy buenos pero son cuatro números centrados en un personaje, una carrera de autos…. y nada más. Encima el final es bastante anti climático y le quita fuerza al conflicto.

Y por último una historia en dos partes con el vampiro americano más reciente, Calvin Poole. La verdad que Calvin es un personaje bastante llorón y soso pero la historia esta copada, con bastante bajada de línea sobre el racismo y una vuelta de tuerca sobre la mitad que me  sorprendió. Y tiene la duración justa. El dibujo se lo reparten entre Roger Cruz (otro brasilero que en los 90’s dibujó muy feo varias ‘X-Men’ y ahora tiene un estilo muy copado, con muchas cosas de Risso y Muñoz) y el tano Ricardo Burchielli (el mismo de ‘DMZ’)

En conclusión creo que es el tomo más flojo de la serie de los que tengo leídos, pero ya teniendo leído el siguiente puedo confirmar que un tropezón no es caída.

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